Llegué a la conclusión de que cuando dije que no me importaba, en realidad me importaba más que nunca, cuando me preguntaban si todavía pasaba algo con esa persona yo simplemente se los negué y daba el asunto por terminado. Y ahora, también me doy cuenta de la falta que me hace, de la necesidad que tengo por ver su sonrisa, sentir su aroma, mirar sus ojos impenetrables. Pero lo había olvidado, lenta y dolorosamente lo había echo, hasta que volvió tan solo en un sueño. Ahí, me beso de una forma inexplicable, y lo sentí tan real que cuando desperté, quería volver a esa irrealidad, aún así, tan palpable. Ahora si que no me es extraño que lo extrañe tanto. Pero tengo que decidirme de una vez y decir las cosas como son, empezando por mi cabeza y mi corazón. Ya no puedo seguir engañándome, aún pienso en el otro, aún quiero estar con el otro, aún amo al otro. No necesito un terapeuta, necesito un salvavidas.
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